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         CULTURA
        Núria Espert critica el teatro de Madrid y de
        Barcelona al presentar su biografía   
        El
        crítico Marcos Ordóñez ha sido el encargado de recoger estas
        memorias, que la propia actriz catalana califica de "púdicas" 
        La
        Vanguardia - - 02.22 horas - 03/10/2002 
        JUAN
        CARLOS MERINO 
        
          
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              EMILIA
              GUTIÉRREZ 
              Núria Espert, ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid  | 
           
         
        Madrid. - "¡Aquesta
        nena té uns collons com un toro!", clamó el dramaturgo Josep
        Maria de Sagarra cuando oyó a una adolescente Núria Espert recitar
        "La pubilleta". También tenía, y tiene ahora con 67 años
        cumplidos, una pasión desbordada por el teatro, y una energía a prueba
        de bombas. La misma que casi le llevó a arrancar de cuajo el dedo
        acusador de un director general de la UCD, de nombre piadosamente
        silenciado y que provocó su dimisión en el Centro Dramático Nacional,
        tras lo que soltó su mejor autodefinición: "¡Yo no soy una
        señora, soy una bestia parda!". 
         
        Espert es una fuerza de la naturaleza. Ahora publica su esperada
        biografía, "De aire y fuego" (Aguilar), con título prestado
        de Terenci Moix y escrita por el crítico teatral Marcos Ordóñez, que
        ha estado casi un año visitando a Espert en su casa madrileña de
        Boadilla, charlando y ordenando recuerdos. Ordóñez tiene veinte años
        menos que la actriz, pero confiesa su perplejidad cuando, tras ocho o
        nueve horas de intenso trabajo a cuatro manos, él se iba a dormir
        derrotado, mientras que ella se iba a cenar con sus amigos con más
        ganas de juerga que nunca. 
         
        Núria Espert nació en 1935, en el humilde barrio de Santa Eulàlia
        ("Era una aldea. Ir a Hospitalet era una excursión; ir a
        Barcelona, una aventura"). Debutó con 14 años en la compañía
        del teatro Romea y se dio a conocer a los 19 con una histórica
        "Medea". En los años sesenta formó compañía con su marido,
        Armando Moreno (fallecido en 1994), y desde entonces ha paseado por todo
        el mundo espectáculos como "Las criadas", "Yerma",
        "Doña Rosita la soltera", "Salomé"... Esta es su
        biografía profesional, y parece que en "De aire y fuego" esa
        faceta eclipsa a la más íntima y humana. "Son unas memorias
        púdicas -reconoce Espert-, toda mi vida he sido púdica y no me ha ido
        mal. Además, todo en mi vida tiene que ver con el teatro. Yo no me
        habría podido casar con un médico, por ejemplo. Ninguna relación
        podría haberme apartado de ese fuego. He sido sincera, pero sólo he
        hablado de lo que quería." Y eso que confiesa que no todo han sido
        días de vino y rosas: "No soy vengativa ni tengo facturas
        pendientes, no llevo ningún peso en el corazón. A veces lo he pasado
        fatal, eso se nota, pero ya pasó. Lo que te mata es el veneno, no la
        picadura, y ya tengo el antídoto." 
         
        Su biografía se convierte, así, en un relato de la escena española
        durante el último medio siglo. Y, en su opinión, ahora las cosas no
        van viento en popa. "Es un mal momento teatral en España
        -lamenta-. En provincias se mantiene la pasión de la gente, pero la
        cartelera de Barcelona y de Madrid es muy pobre. Y los teatros
        nacionales han pegado un gran bajón. Falta de todo: más esfuerzo de
        nuestra parte, más dinero, más infraestructura. Y el público también
        tiene la responsabilidad de no aceptar cualquier cosa."  |