SOLO

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     Desde mi propia altura,
con la pisada incierta,
todavía
pendiente del origen,
comencé a ver el mundo,
sus furias y sus miedos,
desasida mi mano
de la otra tan mía,
tan honda en la caricia.
     Y me encontré tan solo,
tan sin apoyo el alma
que, en esta incierta angustia, no sé cómo
viviré mi aventura,
mi terrible aventura,
la fugaz aventura de ser hombre.

 


A Carlos Acosta

Carlos Acosta

La Calle

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