EL JARDÍN DEL PROFETA
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Cargada está mi alma con el peso de
su propio fruto maduro; Cargada mi alma está con su propio fruto. ¿Quién vendrá ahora a escanciar, beber y refrescarse del calo del desierto? Ojalá fuera yo un árbol sin flores y sin frutos, Porque el dolor de la abundancia es más amargo que la esterilidad, Y la amargura del rico de quien nadie nada acepta Es mayor que la pesadumbre del mendigo a quien nadie nada da. Ojalá fuera yo un pozo seco y agotado y los hombres me llenaran de piedras; Porque esto fuere mejor y más fácil de soportar que ser fuente de agua viva, A cuyo lado pasan los hombres y no quieren beber. Ojalá fuera yo una caña pisoteada, Porque esto fuere mejor que ser una lira de plateadas cuerdas En una casa cuyo dueño no tiene dedos Y cuyos hijos son sordos. De: El Jardín del Profeta - Khalil Gibran - Editorial y Librería Goncourt, Buenos Aires 1975 |